miércoles, 11 de abril de 2012

Repite conmigo "DERROTA"

 No se sabe exactamente si fue tras la batalla de Heraclea o tras la de Ascoli cuando el Rey Pirro de Épiro soltó aquello de “Otra victoria como ésta y volveré solo a casa”. Julio César, gran conocedor de la historia de Roma, vio que en Gergovia como máximo aspiraba a una “victoria pírrica” por lo que salió por piernas con sus legiones casi intactas, cambió de estrategia, rodeó Alesia con el famoso doble anillo y liquidó a Vercingetorix con sus 350000 galos. Años más tarde el amigo Marco Licinio Carso agobiado por el esplendor de sus dos colegas de triunvirato, se lanzó sin frenos tras los Partos que le dieron lo suyo y lo del pulpo, por el camino se quedaron 6 legiones desparramadas y asaetadas.


El Rey Pirro de Épiro



Ya con la República en los libros de historia Publio Quintillo Varo cometió otro “craso error” y se adentró junto a sus 3 legiones en el bosque de Teutoburgo. No salió vivo ni el apuntador de aquella encerrona. Se dice que César Augusto desesperado gritaba por el palacio “¡Varo! ¡Varo! ¿Dónde están mis Legiones???" Casualmente ninguno de estos personajes se le ocurrió buscar excusas, pedir otra oportunidad o vestir la derrota de lagarterana para venderla como victoria.

Tras la última “dulce” derrota del PSOE  convertida en “pírrica” victoria por obra y arte de Izquierda Unida me vino a la cabeza una tras otra todas estas historietas y, aunque alguna es de aplicación al PP, comprendí que no cambiarían las cosas hasta que a la derrota se le llamen derrota. Estos días se ha presentado un Manifiesto que le llama derrota a la derrota y no busca fuera los errores que se han cometido dentro y asume que de derrota en derrota no se llega a la victoria final.


Algo de esto necesitamos de una vez en nuestra sociedad, fuera eufemismos, fuera máscaras, ante una derrota electoral, un contrato no firmado, una operación fallida no busquemos excusas. Escuchar, pensar, analizar y cambiar de estrategia es la solución si no pretendes emular al Rey Pirro. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un tema de responsabilidad, honestidad y saber hacer. Y no sólo pasa en la política. También hay empresarios que en un intento suicida de sacar la cabeza van desprendiéndose de todo lo que ellos consideran lastre, entre esto su capital humano, sus "legiones", caminando hacia una más que incierta victoria pírrica sabiendo en el fondo que a nado no se llega a la playa y que sería mucho más fácil aceptar la derrota, el error, el naufragio. Sin excusas, con la cabeza bien alta y repitiendo para sí mismo: DERROTA, DERROTA, DERROTA...